Algunas frases, parecen haber sido creadas especialmente para ciertas personas y Bertolt Brech lo hizo, cuando señalaba a esos seres humanos que llevan a cabo una lucha constante por construir un mundo mejor:

“Hay hombres que luchan un día y son buenos.

Hay otros que luchan un año y son mejores.

Hay quienes luchan muchos años, y son muy buenos.

Pero hay los que luchan toda la vida, esos son los imprescindibles”.

Ese hombre irremplazable e imprescindible, que nos ha dejado es Alfredo, al que hoy acompañamos en un último hasta luego.

Alfredo, “Chotis”, luchador incansable y obstinado revolucionario, también era una persona afable, socarrona, peculiar, única, que nos conquistaba con su palabra, con su manera de vestir, sus camisetas, como aquella que decía: La cerveza fría el café caliente ¡Y la revolución permanente! y en definitiva nos conquistaba con su forma de ser.

Trabajador del Ayuntamiento de Madrid y militante comprometido de la CGT, participaba en las luchas y reivindicaciones de su sección sindical, de su sindicato y de la Confederación General del Trabajo, habiendo asumido distintos cargos en la organización y actualmente formaba parte del secretariado permanente de la Confederación territorial de la CGT en Madrid, Castilla la Mancha y Extremadura.

También colaboro en la comisión de Memoria Histórica de CGT, en la Comuna de expresos y expresas del franquismo, y en otras muchas causas.

Habitual de manifestaciones y concentraciones podemos recordarlo hace un tiempo a las puertas de la sede de la plaza de Cibeles del ayuntamiento de Madrid, participando en una performance vestido de alcaldesa, o hace ya más tiempo, en una huelga general saltándose el cordón policial y lanzando proclamas a favor de la huelga a las puertas de el Corte Inglés de Preciados.

También descubrió el Facebook y mostró al mundo su vida, su lucha y su compromiso, el mismo día que nos dejó, unas horas antes, había subido unas fotografías del acto en el que participó, celebrado esa misma tarde, ante la embajada de Méjico recordando a los 43 de Ayotzinapa.

Le vamos a añorar mucho, hemos perdido a un gran compañero y amigo, a una buena persona, sentimos en lo más profundo de nuestros corazones un vacio difícil de llenar, una pérdida irreparable, un desconsuelo infinito.

Pero no creo que Alfredo quisiera que estuviéramos tristes y debemos recordar lo que tenemos, lo que nos dio y nos dio un gran regalo: el regalo de conocerle, hemos sido unos privilegiados por haber podido compartir con él una parte de su vida, de nuestras vidas, de su lucha, de las nuestras y de las de todos y una parte de él estará siempre con nosotros porque sabemos que ese mundo que perseguía y por el que luchaba, lleno de LIBERTAD, IGUALDAD, JUSTICIA Y SOLIDARIDAD, es posible porque lo llevaba en su corazón, porque lo llevamos en nuestros corazones. Y sabemos que ese mundo, y a pesar de nuestra pérdida, sigue creciendo a cada instante.

 

Que la tierra te sea leve, compañero.